Llamada también "El mensajero del último día" y basada en una serie de novelas gráficas del mismo nombre, The empty man subvierte las expectativas de su tráiler. Lo que en principio luce como una película de adolescentes perseguidos y asesinados por una entidad, se transforma en una verborrea filosófica que causará malestar en quienes lleguen esperando una película "para pasar el rato".
La primera señal que hará dudar de si trata del clásico filme de asesinos sobrenaturales es la duración. Las producciones de ese tipo pocas veces exceden los cien minutos, pero The empty man se prolonga más allá de las dos horas.
La película se arriesga con lo que expone. Su estructura narrativa no es la tradicional y abarca tantos puntos al grado que es fácil afirmar que dividirla en dos partes no hubiera sido descabellado. Con todo y esto, la historia no se saca nada de la manga, todo está ahí, dejándonos las migajas de pan que trazan la ruta a seguir hasta el desenlace.
La mezcla de tonos, los diálogos pesados, la cantidad de personajes que aparecen y los cambios bruscos de locaciones no dan tregua al cerebro de espectador quien deberá adaptarse en más de una ocasión para mantenerse atento. Esta película demanda repetir inclusive escenas que serán densas para quiénes no estén acostumbrados a los términos y corrientes filosóficas expuestas cuando menos lo esperen.
Sentirse abrumado por la cantidad de información no es algo para avergonzarse, es normal, ya que The empty man se sale de los moldes para ofrecer algo más reflexivo, implementando creencias que han sido parte de las dudas ontológicas de más y más personas en los últimos años.
Es mejor verla sin saber qué esperar, pero en caso de querer una idea de hacia dónde se orientará, una de las obras previas del director es un buen precedente sobre lo que se puede esperar: Mediometraje. Se encuentra disponible en la plataforma Vimeo, aunque sin subtítulos.
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