lunes, 19 de abril de 2021

Wonder egg priority (2021) - El yo realista contra el mal

Cuánto durará el anime de Wonder Egg Priority? - Universo Nintendo

El género de las chicas mágicas (Magical girls) ha evolucionado bastante desde su concepción con The secrets of Akko-chan en los 60s. Sus heroínas velaban por el bien común y promocionaban la imagen de que las niñas japonesas poseían magia para transformarse en algo mejor, en tanto el adulto, frío y atrapado por las normas de la sociedad, era el villano a vencer (motivo por el que no existe la Magical woman). Las secuencias de transformaciones tan parodiadas florecerían desde los 70s y se volverían una marca indiscutible para acentuar la ilusión de convertirse en alguien con poderes que desafía los estándares. Poco a poco adoptaron la estrategia del género mecha (que era promocionar juguetes para varones) y fueron el estandarte para vender accesorios junto a la ya establecida Hello Kitty, ganando seguidoras mayores de edad que reflejaban en ellas sus sueños incumplidos, así como hombres que pasaban por una crisis de identidad respecto al varón japonés tradicional.

La expansión mundial llegaría con Sailor moon y Sakura card captor. Luego vendría la deconstrucción del género con Madoka Magica, exponiendo un matiz oscuro que daría lugar a otras similares como Yuki Yuna is a hero y Magical girl raising project. Así llegamos hasta los años recientes, donde se ve una pequeña tendencia que ya se olvida de las clásicas secuencias de transformaciones. Magical girl site y ahora Wonder egg priority son parte de este nuevo discurso donde las protagonistas ya no recurren a una metamorfosis fantástica, ya no hay trajes extravagantes con accesorios coloridos, solo existe el yo realista en contra del malévolo mundo.

Wonder egg priority trata sobre Ai Ohto, una joven de 14 años que descubre un lugar donde adquirir unos huevos que le permitirán ingresar a un mundo donde peleará para salvar a otras jóvenes que decidieron acabar con sus vidas ante la presión, esto con el objetivo de que ella reviva a una amiga que pasó por el mismo destino. Ai descubrirá nuevas aliadas que buscan lo mismo, resucitar a un ser querido, siendo orilladas a confrontar sus propios demonios para conseguirlo.

La serie construye el perfil de cada chica (incluidas todas las rescatadas) mediante la regla narrativa de "muestra, no cuentes", la cuál enfatiza el desarrollo de personalidades mediante acciones, gesticulaciones y diálogos en vez de contarnos a detalle por qué los protagonistas hacen lo que hacen. Esta técnica requiere que el espectador esté atento en todo momento y absorba la trama mediante el lenguaje visual y auditivo, recurriendo a simbolismos, narrativa no lineal y ángulos de cámara para nutrir la historia y comprimir tanto como sea posible en sus 12 episodios, volviéndola candidata para verla de nuevo y descubrir más detalles.

El tratamiento que se da aquí sobre temas delicados como acoso, abandono y violencia, son un grito de alerta para la sociedad japonesa, donde la salud mental es menospreciada al grado que si confiesas estos problemas te conviertes en un raro al que rechazan por desviarte de la normatividad, lo que provoca un interés casi nulo para buscar ayuda profesional y recibir un tratamiento que evite los trágicos finales de la juventud que vemos en Wonder egg priority.

Detrás de su estética colorida, la serie oculta auténtica oscuridad, y a pesar de no haber terminado de atar todos los cabos por problemas de falta de personal (reflejando el triste estado de la industria del anime en Japón con sus calendarios apretados y sus sueldos bajos), habrá un capítulo extra el 29 de junio para cerrar la historia. Con todo y esto, la docena de episodios que han salido son dignos de ver pues conjuntan una exquisita técnica narrativa que pocas veces se ve en los medios.


martes, 13 de abril de 2021

Omori (2020) - Las sombras de la tragedia

OMORI on Twitter: "4 days left… art by OMOCAT… "

El protagonista mudo es aquél que en los video juegos carece de voz (si acaso emite gritos y sonidos guturales), pocas veces muestra expresiones, y cuando intercede en la historia lo hace para decidir o responder preguntas a través de texto. Este silencio perpetuo y ese semblante plano y sin emociones, más que enajenar de la narrativa, nos sumerge a un punto en que nos convertimos en el personaje, plasmándonos en ese lienzo vacío, llenándolo con las decisiones y acciones que dictan nuestro compás moral.

Usando a este protagonista y a la angustia como base, la historia nos engancha. No importa si no temes a las arañas, al agua o a la oscuridad, la angustia es algo que conocemos, algo a lo que le damos forma para confrontarla, hasta convertirla en un medio tangible que germina oscuros demonios en nosotros. Demonios que cuando huimos de ellos, los sepultamos bajo frágiles capas que se agrietan cada que quieren escapar de su prisión y mostrarnos la mentira que nos rodea.

Este proceso es complejo y no lo hacemos conscientemente, está supervisado por el tiempo, el agente silencioso que nos arrastra a un paso tan lento hacia la perdición que no nos percatamos de ello a menos que alguien nos lo indique. El protagonista de Omori atraviesa este camino espinoso, envuelto por una atmósfera que se ha apoderado tanto de su mundo al grado de que la fantasía ya se escurre en la realidad.

Es fácil identificarse con los conflictos planteados por la historia, pues las decisiones de los personajes y cómo lidian con la tragedia, si no son nuestras, las hemos visto en algún familiar o amigo, y por esa resonancia terminamos asociándolo con nuestra vida (aunque ésta no equipare a la magnitud de la tragedia del juego). Otro factor que aparece y con el que empatizamos son los errores, aquéllos que cometemos y guardamos en secreto, que nos avergüenzan tanto que pensamos que nadie nos comprenderá si los confesamos, y decidimos que es más factible recluirlos en nuestro interior para que carcoman nuestros pensamientos. En otras palabras, caer en el error de que es mejor odiarnos que arriesgarse a ser odiado.

Omori inicia cuando éste sale del espacio en blanco (su lugar seguro) y llega a un mundo con tonos cálidos que solo de verlo evoca felicidad. A diferencia de sus amigos y otro personajes que conocerá, él se encuentra formado de blanco y negro, representando la unión de los espacios que cohabitan en su mente. Conforme se avanza entre juegos inocentes y charlas amenas, habrá pistas indicando que algo repta detrás de esa realidad edulcorada, la cual estalla cuando Basil, uno de sus amigos, corrompe la bella paleta de colores con un recuerdo que contamina el ambiente y nos advierte de lo que vendrá.

La escena cambia a un plano distinto, y presenta otra versión del protagonista, Sunny. Los colores cambian lo suficiente para señalar que esto es la realidad, una que tarda menos en exponer que algo no está bien y que existe una relación entre ambos mundos.

La maestría del juego es no buscar el susto rápido (y las pocas veces que aparece algo similar no lo consigue adrede, pues prefiere la atmósfera a largo plazo que una reacción efímera), y sí optar por emplear el tiempo en empatizar con el elenco de personajes, que entre frases sutiles y momentos de convivencia en apariencia inocente, revela un perfil psicológico que enriquece los eventos.

Como el factor miedo está diluido entre varias horas, el jugador olvida a menudo que recorre arenas movedizas, que los planos de Sunny y Omori se alimentan para narrar con calma la tragedia, donde al final no nos atemorizará un monstruo horrible y pesadillesco, pero sí la reflexión sobre las decisiones que tomemos en la vida cuando enfrentemos la muerte y esos recovecos de la mente que esconden lo que más nos avergüenza de nosotros.


miércoles, 7 de abril de 2021

Hal (2013) - Terapia de duelo con robots

The Cantabile Life — Hal (Anime, 2013)

La visión occidental de los robots en los libros y las series tiende a ser trágica, un análisis de la amenaza que representa y el mal uso que les podemos dar si obedecen nuestras órdenes. Esto se origina en parte desde las corrientes filosóficas que ponen al alma del hombre como algo superior, así que vemos a los robots como una amenaza, incomodándonos por imitar la vida, levantando cuestiones sobre el espíritu y la identidad.

Dicha postura dista de la de los japoneses, que encuentran en la tecnología a un aliado, una herramienta en contante evolución que mejorará la calidad de vida. La diferencia radica en dos posibles raíces. Una de sus dos religiones, el shinto, atribuye espíritus (Kami) no solo a los humanos, también a animales, cosas de la naturaleza y objetos. La otra razón es la social, pues la tecnología jugó un papel importante para reconstruir al país después de la segunda guerra mundial. Este optimismo está latente desde Astroboy de 1952.

Hal continúa esa costumbre, mostrando cómo un robot llamado Q01 debe asumir la identidad de un muerto para ayudar a recobrar las ganas de vivir, una especie de terapia que permite al cliente cerrar los episodios inconclusos al interactuar con el fallecido. Suena como un drama normal, pero la historia tiene un giro que cambia el ángulo de lo relatado y nos hace replantear lo sucedido.

El filme apenas dura una hora, y esto no se resiente hasta el tramo final, donde el tiempo se vuelve en contra de la historia, ya que varias escenas y diálogos que juegan un papel importante para la narrativa demandan más desarrollo para que el cierre cause el impacto buscado.

Poniendo la atropellada duración de lado, Hal es una historia que para sus sesenta minutos construye algo que vale la pena ver y que invita a la reflexión sobre la postura japonesa de la tecnología, a cuestionarnos si todavía es posible que detrás de la dificultad para construir vínculos de nuestra sociedad, todavía existe un rayo de esperanza para esta visión positiva de la tecnología, o si las amargas especulaciones occidentales serán las que predominen en los años por venir.


Nope (2022) - Domesticando lo imposible

  Hay tres elementos necesarios para descifrar qué hay detrás de Nope , Oprah Winfrey , la mentalidad positivista de hoy día y la filosofía ...