El género de las chicas mágicas (Magical girls) ha evolucionado bastante desde su concepción con The secrets of Akko-chan en los 60s. Sus heroínas velaban por el bien común y promocionaban la imagen de que las niñas japonesas poseían magia para transformarse en algo mejor, en tanto el adulto, frío y atrapado por las normas de la sociedad, era el villano a vencer (motivo por el que no existe la Magical woman). Las secuencias de transformaciones tan parodiadas florecerían desde los 70s y se volverían una marca indiscutible para acentuar la ilusión de convertirse en alguien con poderes que desafía los estándares. Poco a poco adoptaron la estrategia del género mecha (que era promocionar juguetes para varones) y fueron el estandarte para vender accesorios junto a la ya establecida Hello Kitty, ganando seguidoras mayores de edad que reflejaban en ellas sus sueños incumplidos, así como hombres que pasaban por una crisis de identidad respecto al varón japonés tradicional.
La expansión mundial llegaría con Sailor moon y Sakura card captor. Luego vendría la deconstrucción del género con Madoka Magica, exponiendo un matiz oscuro que daría lugar a otras similares como Yuki Yuna is a hero y Magical girl raising project. Así llegamos hasta los años recientes, donde se ve una pequeña tendencia que ya se olvida de las clásicas secuencias de transformaciones. Magical girl site y ahora Wonder egg priority son parte de este nuevo discurso donde las protagonistas ya no recurren a una metamorfosis fantástica, ya no hay trajes extravagantes con accesorios coloridos, solo existe el yo realista en contra del malévolo mundo.
Wonder egg priority trata sobre Ai Ohto, una joven de 14 años que descubre un lugar donde adquirir unos huevos que le permitirán ingresar a un mundo donde peleará para salvar a otras jóvenes que decidieron acabar con sus vidas ante la presión, esto con el objetivo de que ella reviva a una amiga que pasó por el mismo destino. Ai descubrirá nuevas aliadas que buscan lo mismo, resucitar a un ser querido, siendo orilladas a confrontar sus propios demonios para conseguirlo.
La serie construye el perfil de cada chica (incluidas todas las rescatadas) mediante la regla narrativa de "muestra, no cuentes",
la cuál enfatiza el desarrollo de personalidades mediante acciones,
gesticulaciones y diálogos en vez de contarnos a detalle por qué los
protagonistas hacen lo que hacen. Esta técnica requiere que el
espectador esté atento en todo momento y absorba la trama mediante el
lenguaje visual y auditivo, recurriendo a simbolismos, narrativa no
lineal y ángulos de cámara para nutrir la historia y comprimir tanto
como sea posible en sus 12 episodios, volviéndola candidata para verla
de nuevo y descubrir más detalles.
El tratamiento que se da aquí sobre temas delicados como acoso, abandono y violencia, son un grito de alerta para la sociedad japonesa, donde la salud mental es menospreciada al grado que si confiesas estos problemas te conviertes en un raro al que rechazan por desviarte de la normatividad, lo que provoca un interés casi nulo para buscar ayuda profesional y recibir un tratamiento que evite los trágicos finales de la juventud que vemos en Wonder egg priority.
Detrás de su estética colorida, la serie oculta auténtica oscuridad, y a pesar de no haber terminado de atar todos los cabos por problemas de falta de personal (reflejando el triste estado de la
industria del anime en Japón con sus calendarios apretados y sus sueldos
bajos), habrá un capítulo extra el 29 de junio para cerrar la historia. Con todo y esto, la docena de episodios que han salido son dignos de ver pues conjuntan una exquisita técnica narrativa que pocas veces se ve en los medios.