La idea de los padres de evitar que sus hijos sufran lo mismo que ellos puede llegar a extremos peligrosos. Privar a alguien de experiencias malas evita que se aprenda a lidiar con ellas en la vida, y que en su lugar, crean que la realidad es benévola y funcionará de acuerdo a sus designios, despreciando aquello que no cumpla sus caprichos o reaccionando de maneras insospechadas. Crecer puro y casto desatará más y más conflictos conforme se crezca y se entienda que no todos somos iguales, que hay diferencias entre nosotros y así es como funciona el mundo.
Hellbender toma esto para presentarnos la historia de una madre asociada a la brujería, con un turbio pasado donde ha hecho cosas que no desea que su hija, Izzy, repita. Para alejarla de este camino, la aislará del mundo bajo la premisa de que tiene una enfermedad que impide se aproxime a otros, viviendo en un bosque, educada en casa, rodeada por una red de mentiras para justificar la situación. Pero todo se descarrilará cuando Izzy se percate que puede acercarse a otras personas sin contagiarlas con su supuesta enfermedad, descubriendo el mundo con una formación que le impedirá adaptarse, y en su incomprensión, recurrir a las artimañas de su linaje.
La fragilidad de las mentiras de la madre se hace más evidente cuando vemos cómo Izzy siente curiosidad por explorar más allá del cascarón donde creció, entusiasmada por interactuar con otras personas, por volar más allá del nido y comprobar si "sigue enferma". Este desarrollo es algo con lo que cualquiera empatiza, el impulso por conocer lo que hay ahí afuera, más allá de los límites del hogar. Aunque la atmósfera es buena, hay una crítica que sí hay que remarcar, y es que cuando la historia se esfuerza en mostrar más de la cuenta, desentona. La mayoría de las escenas donde pretende impactar visualmente se pueden sentir fuera de lugar respecto al resto. Hellbender funciona mejor cuando deja lo que ocurre en entredicho, o a medio mostrar entre sombras y caos, dibujando el aura de misterio necesaria para que imaginemos el mundo de las hellbender.
Hecha por Shudder y con una escasa duración de ochenta minutos, Hellbender es una buena reflexión sobre las consecuencias de aislar a los hijos de las malas experiencias, y que es mejor guiarlos a través de ellas, por amargas que sean, para que aprendan a batallar con los problemas, a lidiar con otros, a entender que ahí afuera no todo es bondad y orden, y que eso es lo que caracteriza a la vida.
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