Repetir las conductas de los padres es uno de los patrones que, a menos que uno esté consciente de ellos, es muy posible llevar a cabo sin percatarse. Umma trata sobre Amanda, una mujer de ascendencia coreana que recibe maltratos físicos y psicológicos por parte de su madre, lo que provoca desarrolle aversión hacia la electricidad, y que cuando nazca su hija opte por alejarse de toda luz, viviendo en una casa alejada de la civilización, sin más iluminación que la natural y la provista por lámparas de aceite y veladoras. Entre su hija deseando asistir a la universidad y su tío que le deja las cenizas de su recién fallecida madre, Amanda comenzará a escuchar voces y ver apariciones que la arrastrarán a repetir lo que le hicieron.
La película es más un drama matizado con terror, pues su foco es mostrar cómo Amanda atraviesa el duelo de su madre, reflexionando sobre cómo la abandonó para hacer su propia vida, escondiendo a su hija no tan solo del mundo, sino de sus propias raíces coreanas. El trauma del pasado se refuerza cuando se da cuenta de que pueden dejarla atrás igual que ella hizo, y aterrada por recibir el mismo trato, se deja poseer por las conductas de su mamá. Lo espectral se mueve entre lo real, donde ellas viven los acosos fantasmales, y lo psicológico, donde todo puede ser producto del estrés y la tensión vividos por ambas mujeres al confrontarse.
Ver este filme esperando sustos continuos o algo escalofriante no es el punto, muchas de las razones por la que es mal calificado es la lentitud con la que el fantasma entra a hacer de las suyas, y esto es aceptable si se ve solo como un producto donde se quiere ser espantado. Pero si Umma se identifica desde el principio como la historia de una madre temerosa de repetir el patrón de su juventud, entonces se torna más interesante, pues uno nota cómo es imposible ocultar más la mentira de tantos años, resbalando por un tobogán hasta el descubrimiento de la verdad. Vista de este modo, es más sencillo incluso desear que lo espectral sea más de corte psicológico que real, pues se vuelve una exploración de una conducta con la que podemos relacionarnos.
La película es el debut como directora de Iris K. Shim, y es una lástima que esté pasando bajo el radar como incomprendida, pues el guion que es suyo también, demuestra que conoce cómo utilizar el trauma para que el fantasma funcione como reflejo de éste. Si su siguiente proyecto decide hacerlo un poco más movido en tanto a sustos para atraer a un mayor público, esperemos que no prescinda de este estilo para construir el trasfondo de los personajes.
Haciendo uso de una destacable iluminación durante las escenas nocturnas donde no hay luz eléctrica, Umma es un filme no recomendado para los más apegados al terror promocionado en los cines. El trailer resulta engañoso, y nos aleja de lo que este largometraje es, una experiencia que demuestra cómo se gestan los miedos más sutiles en nuestro día a día, y cómo se desarrollan sin que los veamos crecer, hasta que están listos para devorarnos.
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