Emily Kai necesita tomar una decisión, activar una habilidad especial y poner en marcha un reloj que acabará con su vida en seis meses, o vivir como un agente pasivo sin jamás manifestar ese don, teniendo siempre la incógnita de lo que pudo ser. Su padre ha muerto como consecuencia de un virus que ella le contagió, solo que ella lo asimiló, causando que su madre, después de optar por la eutanasia de su esposo, la culpe por lo sucedido, la abandone y la mantenga monetariamente desde otro país porque le resulta insoportable verla. A raíz de este abandono, sintiéndose un "desperdicio de materia", Emily opta por echar a andar la cuenta regresiva y activar su poder.
A pesar de ser un spin-off de The resistance, Moths puede leerse sin problemas. Sí habrá detalles que referenciarán a su obra base, pero esto no es un freno para comprender los temas que esta novela gráfica explora a lo largo de 6 capítulos. J. Michael Straczynski, el autor, afirma que en estas series busca imbuir esperanza, pero mostrando al mismo tiempo la dificultad que presenta la vida, nada es azucarado, hay que batallar para salir adelante.
Y aquí es donde la habilidad de Emily entra a la ecuación, la empatía (aunque está mal empleado este término como se definirá más abajo), algo imperceptible para los ojos y oídos, que incluso levanta cejas de incredulidad, ¿cómo es que eso se considera algo sobrenatural para el cuerpo? Si nos atenemos nuevamente al individualismo que identifica a esta sociedad, sentir lo que otra persona siente sí sería un superpoder. La empatía ha tomado relevancia en los últimos años para tratar de paliar ese exceso individualista donde todo es "yo"; ha sido un concepto que pretende suplir la falta de resonancia que antes había cuando éramos comunidades más unidas que coexistíamos bajo las mismas ceremonias y símbolos, cuando la compasión no se malinterpretaba y no era un erróneo sinónimo de lástima. Si tomamos en cuenta que Emily no se limita a sentir lo que otros, sino también a ayudarlos, en realidad su poder se aproxima más a la compasión, porque la empatía se queda solo en el sentir.
Con esto de base, la historia plantea diversos temas respecto a preocuparse por los demás. Tras haber vivido el rechazo de su madre, y sabiendo que tiene 6 meses de vida, Emily se embarca en una misión para que la gente sienta lo que es amar a otros, descubriendo que su poder le permite hacer otras cosas, como que los ciegos sepan qué es ver y los paralíticos disfruten cómo es bailar, pero también encontrará que es una antena capaz de castigar, transmitiendo la negatividad de los ecos difuntos.
De los planteamientos de Moths, el que más resalta es el que pregunta, en esta época de individualidad, donde es difícil enajenarse de uno mismo para vincularse a otros, donde se complica dejar de pensar en uno para preocuparse sinceramente por los demás, ¿es el amor un castigo? El amor por uno mismo es la norma que nos venden, pero cuando implica otra persona se convierte en una carga que muchos no están dispuestos a asumir, dejar de lado el hedonismo y sus intereses para relacionarse con alguien se está volviendo más inusual en una sociedad que solo busca una conexión (tal como lo postulan las redes sociales), la cual, así como un aparato electrodoméstico, puede desconectarse en cualquier instante y desaparecer virtualmente, pero una relación involucra un contacto físico donde la desconexión no es así de fácil, requiriendo un compromiso, algo que también se ha perdido, pues con tal de probar todo lo que los medios nos presentan, se salta de un objeto a otro, de una conexión a otra, sin profundizar, sin amar.... Allá se manifiesta el amor como un castigo, allá cobra relevancia el poder de Emily, un visión que distingue entre quienes cuando les abres la ventana, no se conforman y abren la puerta para salir y experimentar el nuevo panorama que ahora conocen, y los otros, aquéllos que temen lo que hay más allá. prefieren cerrar ventana y cortinas para encerrarse en sí mismos junto con el orgullo, el vacío y el sufrimiento que trae la soledad.
Lo único en contra de la obra es que, quiere aproximar las interacciones de Emily a la realidad que vivimos con los
medios de comunicación, usando discursos y palabras que oiríamos en noticieros, esto provoca una visión muy en blanco y negro, donde se simplifica e
idealiza la representación de los jóvenes que proponen cambiar el mundo. Si dichas escenas hubieran usado términos menos en boga, no existiría este ángulo mal expuesto de víctima y victimario, donde la juventud es presa de unos medios voraces que todo tergiversan (que sí, es la realidad), pero también se evade que estas generaciones actuales se distancian de la realidad al verla
mediante el filtro de una ideología. Abordar esto apropiadamente, hubiera complicado y desviado la historia de su objetivo, pero el
modo en que lo hace tampoco es el indicado, pues deja la realidad a medias y mal manejada.
Los superpoderes tienden a destacar y anhelarse porque, de existir,
ayudarían a solucionar problemas que nos atañen, y aunque el poder de
Emily sea inútil para un materialista o un utilitarista, es un reflejo
de lo que el ser humano actual necesita, vínculos que lo llenen, que demuestren que no
estamos solos, y que no todo es consumir y lucir bien para los demás, que
también hay que enajenarse de uno para descubrir el mundo a través de
los ojos de los demás. Moths es una historia con un arte de corte realista que en sus 6 capítulos, tiene mucho qué decir.
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