Desde el inicio de los tiempos, el ser humano ha creado herramientas para someter el ambiente a su voluntad, herramientas que en un principio se orientaron a asegurar la supervivencia, pero conforme esa necesidad se cubrió, evolucionaron a instrumentos de batalla, de conquista, con la nueva misión de someter a otros humanos. El avance de estas herramientas ha sido diverso, pero el hombre tiende a demonizarlas y darles el peor uso posible. Por citar una de las más recientes, el internet, una red que al principio cargaba el sueño de llevar información hasta los rincones más inaccesibles, y que hoy se ha convertido en el abanderado de la manipulación y la opresión, donde las esferas de poder luchan para mover a los rebaños a su voluntad. Esa tendencia ha plagado la historia humana con cada nuevo descubrimiento, llevando una parte buena y una mala, tomando la mala en ocasiones décadas para ser evidente, ya que vivimos embelesados por los avances y el progreso continuo, tal como sucede con el internet y las redes sociales, donde no todos perciben los males que provoca.
Por debajo de su trama de acción y violencia, Spriggan trata esto y cuestiona varias cosas, por ejemplo, si estuviéramos al borde de la extinción y ocultáramos nuestras armas, instrucciones e invenciones más nocivas para advertir en el futuro a los sobrevivientes sobre los daños colaterales de adoptarlas, ¿nos harían caso? ¿Acaso cuestionarían por qué no las destruimos en lugar de ocultarlas? ¿El hambre de poder tomaría las riendas y provocaría una competencia para apoderarse de ellas? O peor aún, ¿se entercarían los humanos del futuro en encontrar y aprender a usar estas reliquias para subyugar al resto? Muy posiblemente sí, la historia así lo dicta, siempre habrá un líder inconforme que querrá expandir sus fronteras, torcer la realidad a su favor, tener más gente e inspirar miedo para afianzarse a la cima.
Spriggan sigue a Yu Ominae, un estudiante
de dieciséis años con un aire ingenuo que trabaja como un agente spriggan para
ARCAM, una organización con la labor de buscar, resguardar, y hasta destruir si
es el caso, unas reliquias del pasado que demuestran el gran alcance
tecnológico que tuvieron las civilizaciones antiguas que, al percatarse del
poder destructivo de sus invenciones, decidieron esconderlas y dejar advertencias para quien las encuentre en el
futuro, con la esperanza de que hagan caso a la historia. No obstante, el ser
humano será el mismo ahora, en el futuro y milenios atrás, por lo que se desata
una carrera por obtener estos recursos arcaicos, en aras de poder y
superioridad moral. Algo sutil y que vale la pena remarcar, es la
insistencia del anime en utilizar a Estados Unidos como el más empecinado en conseguir
las reliquias, dejando un reguero de cadáveres en el camino, un reflejo de nuestros días, donde es el país que siente tiene
el derecho de decirle a otros qué hacer, señalar errores, y ejercer
dominio mediante su milicia y sus ideologías.
Este
mensaje sobre la tecnología es claro en ciertos segmentos de los 6 episodios de la serie (que en
realidad serían 12 si nos ceñimos a la duración convencional de un capítulo de
anime, pues cada uno de los 6 dura 45 minutos, siendo una
historia que inicia y concluye), pero en otros es opacado por las escenas de
acción, los atisbos de comedia y la violencia, la cual no retrocede para
mostrarnos muertes crueles y ríos de sangre, pero sin llegar al gore que
exhibe visceras sin reparos.
Si bien Spriggan es un manga que ya tuvo una adaptación en 1998, esta nueva versión hace un buen trabajo animado, aunque sí es notoria en la narrativa un problema con Yu Ominae como personaje, pues requiere más desarrollo, aparte de que falta un mejor equilibrio entre su vida cotidiana y la de agente spriggan, ya que las escenas como estudiante se sienten de más y no alcanzan a integrarse apropiadamente con la historia, lo que quizás se corrija en una potencial segunda temporada.
Otras narrativas han tratado este tema de la tecnología antigua como un elemento para advertir a la humanidad sobre los peligros de un progreso imparable e irreflexivo, pero es bueno verlo plasmado en un anime como Spriggan, que a pesar de apuntar más al entretenimiento, lleva un buen mensaje de fondo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario