jueves, 4 de agosto de 2022

The black phone (2022) - Máscaras malévolas

Black Phone': el hombre del saco se mide con sus miedos | Cultura | EL PAÍS

Las narrativas evolucionan junto con la sociedad que las produce. El terror no es la excepción, y dado que la tendencia de la mayoría es racionalista, lo sobrenatural e inexplicable suele ser ahora atribuido a la ciencia, a la percepción distorsionada del narrador, o en el mejor de los casos, se fusiona con nuestro mundo de tal modo que no sabemos cuándo algo es real y cuando no, operando más en un marco simbólico.

Atrás han quedado muchas historias donde lo que desafía la norma existía porque sí, porque no necesita que nos digan cómo funciona, solo cohabita con nosotros y ya. Aquí radica lo relevante de The Black phone, introducir elementos inexplicables y que los personajes no malgasten tiempo elaborando teorías para saber por qué intervienen esas fuerzas. Otro factor que hace referencia a las viejas mecánicas del terror es que aquí no se romantiza al villano, no hay justificación de por qué hace lo que hace, no se busca humanizar la maldad, simplemente es tener un enemigo al cual vencer, sin matices grises de por medio. Y contrario a lo que los espectadores acostumbrados a la nueva tendencia esperarían, que falle, no es así, eliminar retrospectivas innecesarias permite centrarse en lo que hay que resolver y cómo hay que hacerlo.

The black phone trata sobre los hermanos Finney y Gwen Blake, que viven en un suburbio de Denver, el cual es presa del pánico porque los niños están desapareciendo a manos de un sospechoso apodado "El Raptor", del cual poco se sabe. Esta amenaza incomprensible termina por secuestrar a Finney, quien será encerrado en un sótano insonorizado, encontrando ahí un teléfono negro desconectado de la línea que le permitirá comunicarse con las víctimas anteriores, con los ecos de los niños que han fallecido en ese mismo lugar, ayudándolo a sobrellevar el encierro y la conducta errática de su carcelero.

La atmósfera construida entre el precario sótano y las cicatrices dejadas por los niños que precedieron a Finney, junto con las máscaras que porta El Raptor (interpretado por Ethan Hawke, quien a pesar de no mostrar su rostro por completo, emplea su lenguaje corporal, la voz y los ojos, para transmitir el peligro que representa su personaje), genera un ambiente clautrofóbico que mezcla bien los elementos espectrales con la amenaza encarnada, pero sin perder de vista en ningún instante que quienes están atravesando este calvario son personas con debilidades humanas que harán uso de cualquier ayuda que se les presente ante la desesperación.

Scott Derrickson, conocido por Siniestro y El exorcismo de Emily Rose, dirigió y contribuyó al guión que adaptó el cuento de Joe Hill del mismo nombre, agregando más capas que las que tiene la historia original, dando un tono diferente, pero que ciertamente es efectivo para el tipo de narrativa elegida. Entre lo agregado, tenemos que El Raptor utiliza máscaras para acentúar cómo se siente (máscaras supervisadas por Tom Savini, una leyenda en el género), así como escenas que sin problemas recordarán a un icónico villano creado por el papá del mismo Hill (Stephen King), el payaso Pennywise.

The black phone rompe con las tendencias recientes del terror, no deja en duda si existe lo sobrenatural, no lo encajona en lo científico, y mucho menos nos da un villano por el que sintamos lástima o admiración, pues estamos ante una fuerza de malevolencia pura. Con esto se demuestra que todavía existen películas hechas con los estándares de la vieja escuela que pueden levantar la cabeza con orgullo hoy en día.

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