Hay películas que si no se ven con un ángulo definido, es fácil catalogarlas de aburridas y desecharlas sin ver la auténtica joya que yace detrás de lo superficial. Estamos acostumbrados, por influencia de Hollywood en su gran mayoría, a ser espectadores pasivos y recibir información que nos desglosa la historia, siendo esto la definición de entretenimiento que muchos tenemos. Historia de lo oculto apuesta por una posición más activa y nos empuja a colaborar con la narración desde sus primeros minutos, lanzándonos hacia un conflicto político con tintes sobrenaturales, y durante la hora y veinte que dura, ir rascando entre los eventos por las piezas que completan el rompecabezas, hasta llegar a un final que nos tirará la quijada por lucir incomprensible.
Es ante ese final, en inicio incoherente, que para quienes la vean desde una perspectiva pasiva, aborrecerán el filme, pero los interesados en reflexionar sobre lo visto, descubrirán que el modo en que fue contado era el que necesitaba para transmitir la atmósfera enigmática, porque de haber sido abordada por un gran estudio estadounidense, la magia de lo desconocido hubiera desaparecido.
Mucho de esto se debe al estilo de Christian Ponce, director y escritor, quien narra mucho con pocos recursos y es puntual con los diálogos al colocarlos en un orden específico para dejar que nosotros completemos la narrativa. Esto lo demostró desde La frecuencia Kirlian, una serie de cinco cortometrajes animados que cuentan eventos fantásticos y donde se aprecian las tendencias que Ponce aplicaría con mejor estructura en Historia de lo oculto, un medio de comunicación es importante para la trama, comerciales que dan claves para la historia, un lugar aislado del mundo, guiños lovecraftianos, protagonistas que no entienden lo que enfrentan y diálogos que no explican todo.
La película gira en torno al programa "60 minutos antes de la medianoche", censurado por el gobierno a causa de sus investigaciones que buscan desenmascarar los aparentes nexos de los mandatarios con magia negra. En el último programa al aire, el equipo de producción junta a tres invitados que son piezas importantes para demostrar que el gobernador está involucrado en estos rituales. En el estudio, será Adrián Marcato (un personaje que refiere a Aleister Crowley, quien se supone subió políticos al poder mediante magia negra) el más importante y quién dará los frases de mayor relevancia, empezando por declarar que uno de los panelistas no recuerda haber tenido una hija, porque la entregó como sacrificio. La otra parte de la película se desarrolla en una casa donde se oculta el equipo de producción, quienes se pasan repasando el caso entre sus notas, buscando quien los apoye a difundir su información al final de la transmisión, y vigilando que una de sus ayudantes esté lista para llevar a cabo una misión importante que no se revelerá hasta lo último.
La película carece de sustos fáciles. La mayoría de los eventos serán de un corte de terror cósmico, donde no hay una aparente explicación (al menos para los personajes) de lo que ocurre, viendo cómo su realidad es afectada por fuerzas que se niegan a aceptar que existen pero que no paran de traspasar la valla de lo creíble. Otra clave para entender este tipo de escenas, es cómo la película está filmada, pues habrá secciones donde las barras negras que suelen aparecer en la pantallas estarán verticales y a los lados (como un televisor antiguo), y luego ubicándose arriba y abajo (como suele ser en las pantallas actuales).
Historia de lo oculto es una película en blanco y negro (con ocasionales entradas de color) que combina el thriller contrarreloj con una película de miedo, una producción latina que no le pide nada a las grandes empresas con la creatividad que despliega para narrar esta historia de horror cósmico donde el presupuesto limitado ha jugado a su favor.
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