"Me di cuenta muy pronto de que el lenguaje tradicional de cómic no podría representar satisfactoriamente el universo de Lovecraft"
"No quería ofrecer al lector únicamente mi propia visión; también quería que cada lector añadiese algo suyo, que utilizara la base que yo le proporcionaba para vestirla de sus propios temores, de su propio miedo"
Alberto Breccia fue un precursor con esas frases. Con el paso de los años, la obra de Lovecraft sería estudiada más allá de las constantes críticas que siempre se habían lanzado contra su exceso de adjetivos que nunca describían por completo al monstruo o lugar. Este dibujante entendería antes que muchos profesionales lo que buscaba la literatura lovecraftiana, usar el lenguaje para que nuestro cerebro se embote ante el rosario de palabras y combinaciones inesperadas de éstas, para que la visualización mental de la criatura indescriptible sea tosca, imprecisa, y sobre todo, nuestra.
Para conseguir este efecto, los trazos en blanco y negro de Breccia se mueven entre el monotipo, el collage y muchos otros, presentando ilustraciones caóticas que desafían nuestra concepción del monstruo o la situación, para luego, ignorando el dibujo previo, refine sus siluetas y bordee el realismo. Este cambio constante de estilo, más que desencajar, crea una línea donde no sabes qué esperar, ya no en la siguiente página, sino en la siguiente viñeta. Este trabajo no se terminó en un par de meses, las adaptaciones fueron realizadas a lo largo de dos años y publicados por primera vez en Italia en la revista Il Mago en noviembre de 1973, y a pesar de su antiguedad, sigue siendo tan recomendable como lo fue en su época.
Los mitos de Cthulhu no fueron escritos sólo por Lovecraft como nos han hecho creer los medios en las últimas décadas, fue una colaboración de relatos elaborada entre varios escritores con los que Lovecraft se carteaba, y entre los cuales hubo gente de vital importancia para el desarrollo literario del siglo XX en el terreno fantástico. Nombres que destacan, aunque en la actualidad pueden no ser conocidos, son Robert Ervin Howard (creador de Conan el Cimerio, Red Sonya y Solomon Kane), Clark Ashton Smith (El ciclo de Hiperbórea y los cuentos de Averoigne), Robert Bloch (Psicosis que luego adaptaría Alfred Hitchcock) y August Derleth (no un gran literato, pero sí el encargado de dar a conocer a Lovecraft junto con Donald Wandrei después de su muerte y revitalizar la tendencia Weird). Con esto como precedente, cuando se escuche, lea o diga, que este libro de Breccia contiene más de la mitad de los mitos de Cthulhu, se refiere a solo aquéllos escritos por Lovecraft.
La recopilación incluye adaptaciones de
- El ceremonial
- La cosa en el umbral
- La sombra sobre Innsmouth
- La ciudad sin nombre
- El horror de Dunwich
- El llamado de Cthulhu
- El color que cayó del cielo
- El morador de las tinieblas
- El que susurra en las tinieblas
Es comprensible que Breccia y Norberto Buscaglia (quien hizo los guiones) no hayan adaptado La sombra fuera del tiempo, En las montañas de la locura y El caso de Charles Dexter Ward, pues son tres de las obras más extensas de Lovecraft y comprimirlas en a lo mucho 17 páginas, sería un crimen que arrebataría su esencia a dichas historias. Las que forman parte de este recopilación cambian detalles y se deshacen de varias descripciones del original, pero se mantienen fieles al espíritu del terror cósmico.
Estos adaptaciones son una perfecta introducción para quienes no hayan leído a Lovecraft y un complemento ideal para los conocedores de sus historias. No deben tomarse como un sustituto y creer que porque ya leyeron esto, ya conocen al legendario autor de Providence, pues explorar su reveladora filosofía acerca de la verdad, la tentación del ser humano ante el conocimiento prohibido y cómo nos enfrentamos a lo desconocido, son temas que merecen profundizar y aplicarlos en otras narrativas modernas para tener un abanico más amplio al evaluar los mensajes que se esconden detrás de las capas del terror.
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