Cada uno de nosotros ha adquirido sus medios para procesar la realidad con el paso de los años y así dar un orden a la caótica realidad a nuestro alrededor, proporcionándonos seguridad y certeza para no ser consumidos por las infinitas posibilidades que se presentan en el día a día. Son también estas reglas las que nos apoyan cuando enfrentamos un evento que desafía todo cuanto teníamos definido sobre la relación con nosotros mismos, nuestra familia y allegados, y el ambiente.
¿Pero qué ocurre cuando los sucesos son tan extremos que despedazan estos códigos? Surge un trauma que nos desarma y deja desnudos ante la inmisericorde realidad, volvemos a ser unos niños en pañales que necesitan reformular todo para seguir adelante... No obstante, habrá ocasiones en que el cambio será tan violento que, esforzarnos y aceptar lo que el mundo nos ha impuesto parecerá imposible, por lo que será más fácil encerranos en un capullo de subjetividad, creando otra realidad donde nuestros códigos son validos aún y nos "sentimos bien".
Éste es el principio que hay detrás de School-Live!, una serie que evita la violencia gráfica, presentando lo grotesco detrás de un velo opaco y sombras que se pueden malinterpretar como censura, pero cuando uno entiende lo que atraviesan las chicas del reparto, es entonces cuando la supuesta censura encaja como un reflejo de lo que viven, aferrándose a la realidad con lo poco de sus códigos que sigue intacto, negando la auténtica visión, obnubilando aquello que rebasa su comprensión.
La historia cuenta cómo unas jóvenes viven en una escuela. Todas ellas pertenecen al club de vida escolar, un grupo que contribuyen a mantener el edificio en buen estado. A pesar de que todo transcurre con normalidad, hay un secreto que repta bajo la capa más superficial, el que las pone a prueba y les demuestra que el mundo no es como deseamos.
A través de doce episodios, esta serie es un vaivén que se mueve entre la inclemente y atroz amenaza que las pone contra la pared, y períodos donde se dedican a actividades mundanas (a veces tan largos que hasta uno olvida el turbio destino que viven). Esto último aparte de contrastar con las escenas más fuertes, no desentona del todo con el tono lóbrego por la filosofía que manejan las jóvenes, una lección importante que todos podemos aplicar en nuestras vidas, hay que vivir, no sobrevivir.
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