Beauty water (Gigigoegoe seonghyeongsu) asesta un duro golpe sobre la realidad de Corea del sur, un país que se caracteriza por la alta cantidad de cirujías plásticas que se llevan a cabo. Estar inconforme con el cuerpo es algo común en una sociedad secular donde el alma es cosa del pasado y se desprestigia para dar prioridad a la carne, volviéndola el índice que nos define como persona, y prueba de ello es la vida saludable que venden los medios, productos para adelgazar, rutinas de ejercicio de todo tipo, comidas caras, dietas extremas, y en el caso más exagerado, pero también relacionado, un desprecio por la vejez, donde pareciera que es mejor verse horrible por el exceso de procedimientos quirúrgicos que estar arrugado. Todo esto refleja la triste realidad de un mundo donde la apariencia física define cómo es alguien, creando prejuicios donde cuesta creer que una persona atractiva sea un monstruo.
Corea del sur lleva esto a los extremos, empezando por el lookism, un término que acentúa el prejuicio hacia las apariencias que no cumpla con los estándares de su sociedad, derivando en el exceso de clínicas para realizar cirugías plásticas, normalizando que a las jóvenes los papás les regalen operaciones de este tipo, porque para sobrevivir a la competitividad enfermiza de su país, se necesita lucir bien, y por supuesto, ser un consumista consagrado.
Haciendo uso de esta base, llega Beauty water, agregando a lo ya mencionado otra costumbre de los últimos años, el "hágalo usted mismo", donde nos presentan un líquido que prepara la piel para ser intervenida y modificada, permitiendo que moldeemos el cuerpo como queramos, siempre y cuando dispongamos de los instrumentos y el dinero para adquirirlo. La película hace énfasis en las conductas de la gente cuando interactúan con gente no agraciada, y cómo la actitud cambia al toparse con los atractivos, una inclinación que es mundial, pero que cobra relevancia en el contexto de esta historia.
Hay muchos detalles extra sobre la sociedad que aquí se exploran, la ya mencionada competencia, la obsesión por destacar, la importancia que se le da al cuerpo, y sobre todo, la hipocresía de quienes quieren ser las víctimas del sistema, que esperan que otros les faciliten la vida o que llegue una solución milagro como el beauty water creyendo que será la salida a sus problemas, que por cambiar su cuerpo igual modificará su actitud, sin reconocer que los demonios no se van solo por embellecer el rostro y que hay que imprimir esfuerzo para mejorar o todo será en vano.
La película habla sobre Ye-ji, una maquillista con sobrepeso que es maltratada por la modelo admirada del momento. Pasando vejaciones por parte de la sociedad, Ye-ji se refocila en la vida que tiene, odiando su situación, pero no haciendo nada para cambiarla. Cuando se topa con el beauty water, entrará en un espiral obsesivo para llegar a la cima, afectando no tan solo su percepción física, también la psicológica, afectando a quienes estén alrededor suyo, volviéndose el imán de una amenaza que acecha a las jóvenes coreanas.
La animación tal vez no esté a la altura de los estudios japoneses o hollywoodenses donde el presupuesto hace maravillas para presentarnos las escenas, pero la narrativa y el mensaje social que está inmerso es más que suficiente para sostener la película, que emplea el body horror, en los momentos propicios.
Beauty water es una reformulación de Frankenstein, solo que en vez de un hombre creando una criatura que busca imitar la obra de Dios, tenemos a uno mismo buscando forjar una personalidad distinta al modificar su cuerpo, delineando la silueta perfecta para destacar ahí afuera y ser apreciado. Una película adecuada para quienes desean un filme de body horror con temática, donde se retrata una sociedad repulsiva, consumista, superficial, amante de las redes sociales y los likes, y donde el único reducto que parece guardar escrúpulos, es aquel que no se interesa en pelear porque los volteen a ver.
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