Exitosa entre la crítica y la gente, esta película ha sido objeto de diversos comentarios, buenos y malos, que giran en torno a su uso del pastiche, las nostalgia, la edición, otros universos, la mezcla de géneros, el final "hollywoodense" y las actuaciones; pero un punto que no todos han tomado en cuenta, es que detrás de toda la locura y el absurdo, permea una alegoría muy marcada sobre cómo nos comportamos en la actualidad, una alegoría que ha calado inconscientemente en la gente y con la que se han sentido identificados.
Evelyn busca poner en orden el papeleo para su cita con hacienda, lidiar con el distanciamiento que hay entre ella y su marido, atender a los clientes de su lavandería, rebuscar entre su casa saturada de objetos, mediar con su padre tradicionalista y su hija rebelde, todo esto llenándola de un estrés que la tiene al borde del colapso, batallando por mantener un balance y que nada explote en el camino. Dentro del edificio de hacienda, será interrumpida por su esposo, quien poseído por algo desconocido, le dará una serie de inesperadas instrucciones que le permitirán acceder a otro universo, donde descubrirá que es parte de un plan mayúsculo donde las Evelyn de otros mundos son asesinadas por una fuerza que siembra el caos, y que ella, la versión de ese universo, es la pieza clave para derrotar la amenaza y restablecer el orden.
Evelyn es una mujer que a lo largo de su vida ha iniciado varios proyectos pero nunca se decide por uno particular, provocando que su universo sea el origen de donde despegan otras Evelyn que sí optaron por todo lo que ella dejó a medias, ser cantantes, practicantes de artes marciales, chef, entre otras habilidades que ellas pulieron hasta alcanzar renombre. La protagonista se siente tentada a vivir esas versiónes suyas, donde hay éxito, no hay arrepentimiento y es alguien que no está sumida en el tedio diario, con un marido que parece no aportar nada y la "deja sola" en los deberes, con una hija que no obedece y la contradice, con un padre que la juzga, y un empleo que no lleva a nada salvo problemas, un sinsentido sin final que vive día a día, un sendero donde la salida más satisfactoria es la negación de todo, el nihilismo... o la aparición de un agente externo que afirma que su vida aburrida es especial y la solución a un gran conflicto.
Ahora, ¿cómo se relaciona esto con nuestra vida actual? Vivimos una era donde nuestra atención es el premio por el que compiten los medios de comunicación y las redes sociales, bombardeándonos con información, deseos y modelos que quisiéramos seguir, dejando nuestras vidas abrumadas por tantas metas prefabricadas por las instituciones que sentimos necesarias cumplirlas para realizarnos, el problema es que el tiempo no da para perfeccionar todo eso y lo dejamos a la mitad, incumplido, enojándonos porque no conseguimos nada y maldiciendo al tiempo por ser tan poco, en resumen, somos como Evelyn, añorando explorar todas las posibilidades, acceder a esas versiones nuestras que se especializaron e integrarlo a nuestra vida para realizarnos, cuando lo que no se entiende, es que si esa gente escogió un camino, es porque era lo que les apasionaba de corazón, no porque alguien de fuera les indicó que era lo mejor para llegar a ser algo en la vida.
Con tantos deberes al día, enfocados en lo práctico, en lo que rinde, olvidando nutrirnos como personas, nos convertimos en máquinas que cuando no sentimos realización, cuando no vemos resultados que llenen el vacío después de tanto esfuerzo, pensamos que la paz se encuentra en la nada, en mandar toda responsabilidad al demonio, ceder al hedonismo, al egoísmo, engancharnos en conflictos en redes sociales para reafirmar nuestra opinión, porque así sentimos que nos definimos entre esta confusión, a través de peleas que nos vuelven orgullosos por imponer nuestra palabra aunque sea a través de falacias, menospreciando la bondad y la comprensión del otro porque son pérdidas de tiempo, fragmentándonos, disolviéndonos como comunidad, y dejándonos solos ante el vacío, la única opción que parece viable.
Así tenemos que el caos y confusión de nuestras vidas es el equivalente del caos y confusión de navegar el mutiverso, que el individualismo de nuestro mundo, es el individualismo de cada universo donde la otra versión de nosotros mismos no importa, porque son diferentes, no son otras caras nuestras y son solo objetos que usaríamos en nuestro beneficio si pudiéramos. Estar en todo y en todas partes, al mismo tiempo, lo que tanto se añora, es una maldición para la cual, en estos momentos, la única salida es la negación de todo, porque queremos abordarlo como un individuo egocéntrico, sin considerar a los otros, lo que lo vuelve una tarea que tritura nuestro cerebro y nos extenúa.
***** Ligeros Spoilers*****
La crítica hacia el final pierde relevancia cuando se mira desde esta perspectiva, por qué es necesario dejar de ver a la ingenuidad y la amabilidad como algo perjudicial, porque mientras sigamos con la filosofía de "Salvese quién pueda", esta metáfora de abrazar a todo el multiverso nos va a aniquilar mental y socialmente. No necesitamos que nos digan que somos únicos y que el mundo nos necesita para salir adelante, necesitamos ver que ahí afuera hay otros seres humanos, y que unidos, con todas nuestras diferencias, ya somos todo y estamos en todas partes, al mismo tiempo.
***** Fin de spoilers*****
Algo a remarcar es el nombre de la hija de Evelyn, Joy, que traducido significa alegría, lo que crea un juego de palabras interesante en varias frases de la película, por ejemplo "quiero recuperar a Joy", el juego de palabras nos daría en español algo como "quiero recuperar la alegría".
Con una edición impresionante, y un juego de escenas muy dinámico, Everything Everywhere All at once puede resultar pesada para algunos con sus más de dos horas de duración, pero para otros será un festín de ciencia ficción, humor absurdo, artes marciales y una reflexión profunda, otro acierto por parte de A24 que sigue presentando proyectos que desafían los estándares actuales.
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